En mi memoria me veo pescando, de niño, junto a mi abuelo en el puerto de Catarroja, mientras me contaba historias. Historias de su vida, historias de mi vida que no recordaba, historias del pueblo, historias de la albufera... Veo cuando salíamos con la barca desde el puerto hasta llegar al lago. Arrozales, aves, gentes… Ya en el lago, la caña o la “moliná ”, o el “mornell”... Veo también a mi padre, que en muchas ocasiones solía acompañarnos. Tres generaciones en la misma barca. Tres generaciones diferentes, preocupadas todas por la vida de y en la albufera, de las tradiciones, de la cultura. Veo los viajes que hacíamos en barca hasta el Saler o el Palmar... Veo ese “all i pebre” que preparaban. O la paella... Veo a las gentes del pueblo. Pescadores y labradores. Con la bicicleta o el ciclomotor (esa “mobilette”…), con el capazo, con el carro, con los aperos o en su momento con el arroz. El mercado… Estamos perdiendo estas estampas. Dejadez, cambio de costumbres, preferencias… Par